La conexión entre las flores, la salud y el bienestar es una práctica milenaria que se remonta a civilizaciones antiguas como la egipcia, china e india. Estas culturas ya utilizaban las propiedades energéticas y físicas de plantas y flores para tratar males físicos y emocionales, reconociendo una conexión intrínseca entre la naturaleza y la salud humana.
No obstante, fue en la década de 1930 en Inglaterra cuando el médico, bacteriólogo y patólogo Dr. Edward Bach (1886-1936) creó el primer sistema floral moderno, conocido y difundido hasta la actualidad. Bach abandonó su exitosa carrera médica convencional en Londres, frustrado por el enfoque de la medicina en la enfermedad y no en el paciente. Buscó un método de curación más simple, natural y holístico.
Bach sistematizó el uso de 38 esencias florales y documentó meticulosamente su elaboración (métodos de solarización y ebullición) y aplicación en los numerosos casos clínicos que él mismo atendía en Gales. Desarrolló una teoría revolucionaria en la que postulaba que ciertos patrones energéticos disfuncionales o actitudes mentales negativas en la personalidad de un individuo causan desequilibrios emocionales, que eventualmente se manifiestan como enfermedades físicas. Su sistema consta de 38 esencias florales que abordan diferentes estados emocionales y mentales específicos.
Tras la muerte de Bach en 1936, la investigación continuó y su legado se extendió a otros países. Su trabajo fue, sin duda, el puntapié inicial para que cientos de otros sistemas florales y vibracionales se descubrieran y desarrollaran en todas partes del mundo, utilizando la misma premisa fundamental, pero con flores nativas de diferentes ecosistemas.
El legado de Bach inspiró a investigadores y terapeutas a buscar en sus propios entornos naturales esencias que resonaran con las necesidades emocionales modernas y locales. Algunos sistemas que vale la pena.mencionar incluyen:
Existen muchos otros sistemas florales que utilizan las plantas nativas de diferentes regiones, como los sistemas del Himalaya, de la Amazonía y los desarrollados en países de Europa y Sudamérica (ej. el sistema Mediterráneo, el sistema de esencias de Chile, etc.).
Es imposible dar una cifra exacta de cuántos sistemas florales existen en el mundo, ya que continuamente se descubren y desarrollan nuevos. Sin embargo, se estima que hay decenas o incluso cientos de sistemas florales diferentes en la actualidad.